​El pasado viernes se inauguró el XXVII Ciclo Internacional de Órgano de Torreciudad con la actuación de los músicos argentinos Matías Sagreras (órgano) y Juan Ignacio Emme (violonchelo). Unido al festival Clásicos en la Frontera, el Ciclo cuenta con la colaboración de la Fundación Caja Rural de Aragón y el Ayuntamiento de Secastilla.

Algunas obras del programa de este primer concierto, como la Sonata de Vivaldi o la Prière de Saint-Saëns, son originales para órgano y violonchelo, pero al tratarse de una formación poco habitual, los intérpretes recurrieron también a transcripciones de obras para orquesta y chelo en las que el órgano hace las veces de orquesta sinfónica. «Hemos hecho justicia al órgano de Torreciudad —afirmó Sagreras—, que es claramente un órgano sinfónico, permite el repertorio barroco pero también el sinfonismo romántico y postromántico francés». Esta versatilidad se mostró sobre todo en la obra Kol Nidrei de M. Bruch y en el Vivace (de las Tres Piezas op. 21) de Widor que cerró el concierto.

El órgano de 4.072 tubos de Torreciudad (Blancafort, 1975) permitió a los artistas afrontar ciertos retos como abordar un instrumento nuevo y desconocido. Les llamó poderosamente la atención la capacidad expresiva que tiene el teclado así denominado, con su caja con paredes de cemento y no de madera que es lo habitual. «El resultado expresivo de dinámicas que logra este instrumento es realmente maravilloso —comentó Sagreras—, y también sus campanas, que le dan un color percutivo, y sus juegos de fondo, para mí, una de las mejores riquezas de este órgano».

El violonchelista mendocino Juan Ignacio Emme se sintió muy cómodo con el espacio: «he disfrutado en este concierto porque la química con Matías ha sido completa, un trabajo muy armónico. Y esta acústica para mí tan novedosa me ha resultado muy amable, con el punto justo de reverberación».

Por su parte, el organista bonaerense explicó que, en la Improvisación que ofreció, trató de plasmar «la atmósfera que se respira, tanto en el interior como en el exterior del santuario, ese diálogo naturaleza-espiritualidad-arte sacro. Sin duda, una combinación fantástica que hasta un no creyente puede quedar sorprendido y de alguna manera tocado». También afirmó que «ha sido un concierto que no voy a olvidar. En primer lugar, por la audiencia, ha venido muchísima gente y estoy admirado de que el santuario tenga consolidada esta tradición musical estival. Y, en segundo lugar, porque este público posee una cultura organística que invita a ofrecer músicas que exceden el repertorio puramente para órgano, como ha ocurrido hoy. Uno está acostumbrado a escuchar el típico programa clásico, y veo que en este festival se plantean repertorios muy interesantes e innovadores. En resumen, creo que hemos podido plasmar lo mejor de nosotros mismos».

12 DE AGOSTO PRÓXIMO CONCIERTO 

El próximo viernes, día 12, a las 19:00 h. actuarán los zaragozanos Ana Mínguez (órgano) y Darío Puyuelo (oboe y corno inglés). Ofrecerán un concierto que, bajo la denominación artística de «Dúo Ónix», tendrá una perspectiva propiamente contemporánea, con obras del siglo XX y XXI y algunos autores en plena actividad compositora actualmente.​