Edificio Caja Rural de Aragón
Emplazado en el centro de Zaragoza, el Edificio Caja Rural de Aragón, es considerado la joya modernista de la capital aragonesa. Su fachada escultórica, declarada de Interés Monumental, se despliega airosa y llamativa junto a la Plaza España.
Esta construcción singular figura en el imaginario colectivo de los zaragozanos. El recuerdo que despierta todo lo que aquí pasó mientras fue el Centro Mercantil, se encuentra arraigado en su memoria. Impulsados sus cimientos en los primeros años del siglo XVI por el acaudalado Juan Francisco Pérez de Coloma, secretario del Consejo Real de los reyes Juan II y Fernando el Católico, pasó por varias familias nobles. Su también propietario a finales del siglo XVIII, José Nicolás de Azara, marqués de Nibbiano, encarnó el espíritu de la Ilustración y contribuyó con sus donaciones artísticas al Museo del Prado en Madrid y al Museo del Louvre en París.
Posteriormente, en 1876 llegaría a este edificio el Mercantil. En la tarde del 10 de octubre de 1914 con una gran expectación de socios y público en general se inauguró la fachada adornada por sus formas florales y vegetales recorriendo sus ventanas y balcones. Esta institución dedicada a la cultura, divulgación científica y emprendimiento, con sus salones recreativos y dedicados a fines hosteleros, permaneció en estas instalaciones hasta su venta Caja Rural de Aragón en 1993 para convertirlo en su sede corporativa y centro de sus iniciativas sociales, económicas y culturales.